HOY EL MUNDO ES PEOR, SE HA IDO DAVID LYNCH

 



Pues sí, amigos, no podremos disfrutar de ninguna nueva obra del mago surrealista creador de escenas que perdurarán en el tiempo, David Lynch ha muerto.

En 1977, con "Eraserhead" ("Cabeza borradora") David Lynch demostró que no iba a ser un cineasta cualquiera. Inclasificable película de culto y no apta para todos los públicos debido a su enorme carga surrealista, creemos que puede ser su película más personal, en la que vierte, a modo de resumen, todo lo que será su carrera posterior: cuidado sonido, cuidada escenografía y un ambiente enrarecido que envuelven al espectador en una especie de sueño compartido por Henry Spencer, el protagonista del film.

Con un potente blanco y negro, en 1980 David Lynch nos obsequia con la triste historia de Joseph Merrick, la verdadera historia de un hombre que vivió a finales del siglo XIX y que padecía el síndrome de Proteus que le ocasionó terribles deformaciones en la cabeza y resto del cuerpo. Cruda película y emotiva a la par que cruel, supone la consolidación de su director como uno de los valores emergentes de la época dignos de tener en cuenta. Sin duda "The elephant man" ("El hombre elefante") es un definitivo espaldarazo para Lynch.




En 1984 recibió el encargo de llevar a la pantalla "Dune", la inconmensurable obra homónima de Frank Herbert, y decimos inconmensurable porque a todas luces resulta imposible llevarla a la gran pantalla con un metraje de 145', cosa que ha entendido muy bien Denis Villeneuve. La crítica y el público la castigaron de forma inmisericorde, creemos que de forma injusta por lo excesivo del castigo, ya que, pese a las libertades creativas que se tomó Lynch, no deja de ser una película que en su época dejó apabullado a buena parte del público por su espectacularidad.

Tras el fracaso de "Dune" Lynch nos obsequia con "Blue velvet" ("Terciopelo azul"), película ganadora en el festival de cine de Sitges en 1986 entre otros festivales. Película definitivamente "lynchiana", si es que el término no se acuñó con anterioridad, en la que unos extraordinarios Dennis Hopper, Isabella Rossellini y Kyle MacLachlan dan vida a una trama oscura, retorcida y perversa que convierten la obra de Lynch en película de culto, reforzando el estilo de su director de forma ya definitiva.



"Wild at heart" ("Corazón salvaje") en 1990, supone una obra quizás más irregular en su desarrollo que las anteriores. Con una salvaje interpretación de Nicolas Cage, al lado de una insípida Laura Dern, gana la Palma de Oro en el Festival de Cannes, supone un viaje lisérgico por parte de Sailor y Lula, protagonistas del film, hacia California. Con buenos diálogos, violenta y erótica en ocasiones, a nuestro entender no llega a las altas cotas conseguidas en sus anteriores producciones. 


En 1997 se produce la que quizás es su mejor película: "Lost highway" ("Carretera perdida"), en la que brillan Bill Pullman y Patricia Arquette, protagonistas del film, film en el que se mezcla la intriga, con el erotismo y la provocación, para constituir una trama que envuelve al espectador en una atmósfera pesadillesca en la que el protagonista, que encarna a un músico de jazz, recibe unas misteriosas y sugerentes cintas de vídeo que inestabilizan su, hasta ahora, segura vida. Película, una vez más, con el sello "lynchiano".


En 2001 se produce el fenómeno de "Mulholland drive" otra inclasificable película de David Lynch con sello "lynchiano". Ganadora del premio al mejor director, que no a la mejor película, en el Festival de Cannes, supone no obstante una reafirmación del cine que quizás ya lo convierte en un clásico, pese a que quizás hay un cierto desorden y caos en la sucesión de imágenes que constituyen la película en cuestión, que hacen que, en ocasiones, resulte difícil seguir la trama. En cualquier caso supone una vez más la reafirmación de un tipo de cine absolutamente personal.

 
En 2006 "Inland empire" supone una apuesta subida de tono en lo que podríamos denominar como cine "lynchiano" y es que algunos de los actores reconocieron no haber entendido lo que estaban interpretando. Se trata de casi tres horas de metraje en las que la lógica debe dejarse apartada, se trata de una inmersión en el cerebro de Lynch que sólo Lynch entiende probablemente. 
Película extraña, difícil de interpretar y entender, aunque dotada de un surrealismo que mantiene al espectador en un sueño (en ocasiones físico) durante buena parte del film.


Podríamos comentar otras películas del genio Lynch, pero sería inacabable el artículo, nos queda destacar, por ejemplo la emblemática serie de TV "Twin peaks" que hizo que en 1990 todo el mundo se preguntase ¿Quién mató a Laura Palmer?, o la ¿incomprensible? "Rabbits" en la que unos personajes disfrazados de conejo nos hicieron entrar en un mundo surreal y claustrofóbico del que seguimos pidiendo más.

En definitiva, se nos ha ido un genio provocador, surrealista, excéntrico (cómo olvidar sus predicciones meteorológicas) y creador de un estilo propio...te encontraremos a faltar David ...snif...snif...



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