Pues sí amigos, nos quedó la duda tras el visionado de la película, ya que tras un tráiler francamente esperanzador, nos encontramos con una película con toques infantiles y además con moralina de autoayuda.
Tras la aceptable "La guerra del mañana", Chris McKay presenta "Renfield" en la que el protagonista no es el carismático conde Drácula, sino Renfield, el delirante interno de un hospital psiquiátrico que alimentándose de insectos hace crecer su fuerza vital, bajo la maligna influencia de Drácula. Aunque en esta ocasión, el amigo Renfield se nos presenta como una antítesis de los Renfields precedentes, ya que es un joven atractivo y seductor, aunque con la afición de comer insectos para aumentar sus poderes físicos y que utiliza su aparente inocencia para proveer al conde de deliciosos alimentos de base humana.
La propuesta inicial es realmente atractiva, ya que explica la relación entre amo y esclavo desde una perspectiva paródica, en clave de comedia, a lo que se une la extraordinaria actuación de un desatado Nicolas Cage magistralmente convertido en Béla Lugosi, que se transforma en el auténtico protagonista de la película. Y es que cuando no aparece en escena Cage, la película se envuelve en moralinas del tipo: "tú puedes, si quieres puedes y no debes someterte al dominio de nadie, tú debes ser tu propio jefe" con algunos toques infantiloides, que hacen que te apartes de la película y tu pensamiento se vaya a otro lado a la espera de que aparezca de nuevo la imponente y, en este caso, divertida figura del conde.
En definitiva, en un año repleto de películas de terror, "Renfield" suponía uno de los platos fuertes, aunque se ha quedado en un plato de verdura, sana, pero insulsa, pese a la salazón y pimienta que ofrece Nicolas Cage, el único que salva, relativamente, la película.
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