Obligado es este mes de julio hablar de "Mortadelo y Filemón", porque cumplen 65 años (sus andanzas se iniciaron en 1958) y por el reciente fallecimiento de su autor, el gran Francisco Ibáñez.
Quién no ha vivido su infancia (y quizás algo más...) acompañado por tan singulares detectives, nacidos en 1958, producto de un trazo ágil, pero simple, sin los detalles que caracterizarían las coloridas viñetas y portadas de álbumes de la producción posterior de Ibáñez. Se sofisticaron las orejas, las manos y el vestuario; se dotó a los personajes y entornos de un vívido color; se acompañaron las imágenes de los personajes con multitud de detalles imposibles de identificar a primera vista y que obligaban a una lectura visual detallada del contenido de cada viñeta, y no digamos de las portadas de los álbumes, que a partir de 1969, con la producción de "El sulfato atómico", constituyó la forma vehicular de transmitir las aventuras de nuestros admirados detectives, seguramente para competir con los formatos franceses y belgas que se habían anticipado a los nuestros (las aventuras de "Astétix el galo", "Spirou y Fantasio" y no digamos "Tintin", por poner algunos ejemplos).
Por tanto, entre la primera imagen que aparece en la cabecera de nuestro artículo y la segunda, se produce progresivamente un cambio de estilo en lo que a grafismo se refiere, con un dibujo a color mucho más ágil y menos encorsetado que el de los primeros años, un cambio importante en los guiones, dedicándolos cada vez más a temas de actualidad, auténticos monográficos a relevantes hechos acaecidos (Olimpiadas, Golpe de estado, Mundial de fútbol, Elecciones, etc.), cosa que a buen seguro ha conseguido que más de un adulto de vuelva a enganchar a la serie.
La importancia de la obra queda demostrada, no tan sólo por la enorme masa de seguidores, sino por haberse traducido a más de una docena de idiomas, por haber dado pie a una serie de dibujos animados, cabe decir que nefasta, por merecer 3 estupendas películas dirigidas por Javier Fesser (la primera con personajes reales y la última con dibujos animados 3D) y Miguel Bardem, así como de algún cortometraje, largometraje animado e infinidad de gadgets. Más importante es aún su creador, ya que Ibáñez, además de sus emblemáticos detectives es también el creador de "Pepe Gotera y Otilio", "El botones Sacarino", "13 Rue del Percebe", "Rompetechos", otros de gran antigüedad, como "La familia Trapisonda, un grupito que es la monda" o de menor popularidad, como "Chicha, Tato y Clodoveo, de profesión sin empleo", cubriendo así múltiples espectros de la vida cotidiana que ayudan sin duda a empatizar con todos sus personajes.
En fin, Ibáñez ha desaparecido pero queda su inmensa obra y el recuerdo de su alegre y vivaracha personalidad. Sirva nuestro modesto artículo como homenaje a una de las figuras más importantes que ha nacido en el fértil campo del cómic español.
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