LA MESITA DEL COMEDOR

 


Si en 2017 Caye Casas, nos sorprendió y divirtió con "Matar a Dios", una espléndida comedia negra, ahora nos introduce en una trágica situación familiar en la que, pese a conocer desde el principio el origen de la misma, nos mantiene en vilo durante los 90 minutos que dura la película. 

"La mesita del comedor" es una obra que, sin ser de terror lo provoca; sin ser una comedia, nos mantiene con una sonrisa durante buena parte del metraje; sin ser un drama, nos acongoja y sin ser una película social (aunque qué película no es "social"...), nos presenta una problemática de pareja. En definitiva se trata de una película de "mal rollo", que prácticamente desde el principio nos crea un desasosiego y una creciente tensión, que desembocan en un final que nunca imaginaríamos a tenor de las secuencias iniciales en las que una pareja decide comprar una horrible mesita para el comedor, a iniciativa del cónyuge masculino y pese a las lógicas reticencias de la fémina, espléndidamente interpretados por David Pareja y Estefanía de los Santos respectivamente. 

Y es que la historia, con unos personajes próximos, creíbles y familiares, hace que la sintamos como propia, hace que nos introduzcamos en la misma como si fuéramos vecinos o parientes de la pareja, hecho que provoca aún más esa sensación de inquietud constante, de estar inmersos en una cruel espiral en la que intuimos que el trágico final va a ser inevitable sin que podamos hacer nada al respecto.

Una auténtica pena que sea tan difícil poder visionar la película en salas comerciales, pese a la gran repercusión que ha tenido entre los aficionados al género del terror y los premios recibidos (TerrorMolins, Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián entre otros).

En definitiva, una película que, pese a que tras la introducción y hasta el desenlace el desarrollo nos parece en ocasiones un tanto repetitivo y artificialmente estirado, nos obliga a seguir muy de cerca la trayectoria de Caye Casas, del que no dudamos que será capaz de construir futuras obras de obligado visionado. 






 

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