UN OSCURO MANTO

 


Una de las obras que han visto la luz en el último Comic Barcelona (y van 42 ediciones!!!), ha sido "Un oscuro manto" de Jaime Martín

El autor nos tenía acostumbrados a obras publicadas en la legendaria "El Víbora"  en las que retrataba la vida underground de los 80's, en ocasiones con guión del llorado Alfredo Pons y en otras con guión propio como "Sangre de barrio" o ya en formato álbum "Siempre tendremos 20 años" auténticos retratos éstos de la vida lumpen de su Hospitalet de Llobregat natal de los últimos 80's y primeros 90's, o "Las guerras silenciosas" donde describe lo que era el servicio militar obligatorio en España basado en las vivencias de su padre, o "Jamás tendré 20 años" vivo retrato de nuestra guerra civil y sus consecuencias posteriores, basadas también en vivencias familiares, en este caso de sus abuelos. Es decir relatos de base prácticamente autobiográfica ya sea propia o de sus padres y abuelos, con una profunda crítica social.

En esta ocasión, nos presenta una obra, que ha sido elaborada a lo largo de más de dos años, en la que prima la fantasía, si bien no se deshace de una importante crítica social hacia la incomprensión y el miedo a lo diferente, ya que nos describe la vida de una "trementinaire", término aplicado a las mujeres que durante los siglos XIX y XX recorrían a pie las aldeas del Pirineo catalán, ofreciendo remedios medicinales para personas y animales, y que eran tratadas un poco como brujas, por lo esotérico de sus conocimientos, ungüentos curativos y, en ocasiones, brebajes alucinógenos. El caso es que nuestra "trementinaire" protagonista se encuentra un día a una joven desfallecida en medio del bosque, a la que acoge sin dudarlo en su pequeño refugio en lo alto de la montaña, lejos de la aldea.

Las dos protagonistas se enfrentan a los recelos de los aldeanos, a sus desprecios y a su aislamiento, pese a ofrecer su ayuda ante la enfermedad que comienza a asolar la aldea.

En definitiva, una obra diferente en el tono al que nos tenía acostumbrados Jaime Martín, pero francamente recomendable.




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